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Desde mi escaño

Cabalgata de payasos

Cabalgata de payasos

La cabalgata de los Reyes Magos en Santa Cruz de Tenerife va a tomar directamente la denominación de payasada o astracanada. Lo vivido en la tarde del miércoles 5 en el Heliodoro Rodríguez López y en el posterior paseo de sus majestades hasta el recinto de la plaza de La Candelaria resultó, sencillamente, un espectáculo indecoroso. Nada de motivos navideños, nada canciones para los verdaderos espectadores del evento, los niños, nada de personajes infantiles. No, música disco-ratonera, actores y bailarines de culebrones y una traca final de fuegos (o simulacro de los mismos) que hizo que más de unos padres tuviesen que salir corriendo del estadio ante la humareda que se había formado.

El Ayuntamiento capitalino, con su concejal de Fiestas al frente, Norberto Plasencia, se lució con el disparate montado en torno a una cita que no tenía nada de entrañable. Más bien, todo lo contrario. Muchos pequeños se aburrieron soberanamente ante el pésimo show previo antes del destape (porque estaban metidos en una especie de urna cubierta por una tela) de los Reyes Magos. Actuaron, por así decirlo, hasta los payasos de la tele y, de verdadero milagro, no pasó por ahí Torrente. Pero faltó muy poco.

El problema es que alguien ha querido recortar gastos en el día donde los críos albergan en su interior las mayores ilusiones. Ansían ver a sus tres Reyes Magos y pedirles todo aquello que han pensando durante las semanas previas. La excusa de quitar la llegada en helicóptero por cuestiones de seguridad me suena a argumento que no se sostiene ni a la de tres. Tenemos a un presidente de Gobierno que va en ese medio de transporte cada dos por tres y sabemos que la broma sale por un pico, unos 6.000 euros por viaje. ¿Acaso la corporación se va a arruinar por esa inversión y colmar las expectativas de los pequeños de la casa? Además, no lo olvidemos, ya son unos cuantos años en los que se cobra una pequeña entrada para acceder al recinto y a más dinero recaudado, la calidad de la gala es peor aun cada ejercicio venidero.

Pero, dejando a un lado el tema del helicóptero, ¿no les da vergüenza que durante la cabalgata por las calles de Santa Cruz no se tirasen caramelos? Salvo desde la carroza del cuerpo de Bomberos, de resto no había dulce que lanzar a los pequeños. Nada, confetti y Santas Pascuas. Si es que por recortar, lo han hecho hasta en el Nacimiento de la plaza de la Candelaria donde por dos ocasiones les han birlado al Niño Jesús. Y no por la noche, sino a plena luz del día porque en esa franja horaria el Consistorio no creía necesario tener que pagar un segurita para tal fin.

En definitiva, los niños santacruceros se han tenido que llevar, al menos los que ya hayan asistido a dos o tres cabalgatas, una decepción de campeonato. Aquello, lejos de ser navideño, parecía la final de murgas infantiles o una minimascletá por el espectáculo final. Ojalá y sus majestades de Oriente hagan magia para que hagan desaparecer en las urnas a determinados políticos que no sólo no saben gestionar el día a día de la corporación, sino que además matan las ilusiones de unos niños que no entendían de que iba aquel montaje pseudocarnavalero.

1 comentario

Máximo Medina -

Hay que entender las cosas y la verdad es que cuando los políticos se ponen a recortar (sobre todo si sus sueldos peligran en el futuro más cercano) no paran en nada. Esto de los Reyes Magos es una anécdota más, porque hace tres años si hubiese hecho falta habrían llegado al puerto de Santa Cruz en una fragata de la Armada, pero ahora no, no hay dinero y eso es pretexto más que suficiente como para no sacar las ideas a pasear. Y es que, queramos o no, los representantes del pueblo son un cero a la izquierda si no hay un presupuesto al que meterle el diente. Eso sí, les da exactamente igual jugar con las ilusiones de los más pequeños o los más grandes, su obligación es sacar el país adelante o, como en este caso, dar salida al ayuntamiento en las peores circunstancias económicas. Hace mil días éramos billonarios, ahora unos pobres solemnes dentro de la UE. En tiempo casi electoral, concejales, alcalde y asesores piensan más en sí mismos que en sus representados... niños incluidos.