Justicia 'cuca'
El Cuco en la calle. Nuestro sistema judicial es tan generoso que los presuntos criminales y los supuestos compinches y encubridores de éstos gozan de unos privilegios que, a buen seguro, jamás suele tener la parte perjudicada, en este caso concreto pongamos como afectados a los padres de Marta del Castillo. Y es que resulta lamentable que después de dos años y medio aún no podamos saber dónde está el cuerpo de la menor. Eso sí, los abogados de los hipotéticos culpables saben manejarse perfectamente por los intrincados vericuetos de la Justicia y logran beneficiar a sus defendidos para acabar obteniendo réditos y reducciones de pena. Es verdad que los letrados no hacen otra cosa que aprovechar las herramientas que tienen a su disposición, pero habría que ver hasta qué punto esto es o no ético.
Lo peor de este caso, amén ahora de la suelta de El Cuco, que ya no tiene que permanecer en régimen de vigilancia permanente en una vivienda, es que estos jovenzuelos, que al paso que vamos serán juzgados y condenados cuando las ranas críen pelo, siguen riéndose a mandíbula batiente de todos los ciudadanos de bien, comenzando, por supuesto, por esos padres que ya no saben qué hacer. Simplemente quieren descansar, velar a su pequeña y que, evidentemente, el peso de la ley caiga con toda su firmeza sobre dos individuos que han jugado (y lo siguen haciendo) al gato y al ratón con el paradero del cadáver (porque a estas alturas, lamentablemente, tenemos que hablar de que fue asesinada). Se han revuelto el río Guadalquivir, un vertedero y no sé cuántos otros sitios más, pero sin resultado efectivo.
Y esperen, que a partir de ya, con esa liberación de El Cuco empezaremos a escuchar la letanía de que hay que respetar la intimidad de esta persona, que no se la puede agobiar y, por supuesto, a poco que nos pongamos creativos, no duden de que si tuviese los recursos económicos de gentuza como el etarra Troitiño, escaparía de España a un lugar ignoto y luego nos venderían la burra de que no se podía detener a alguien preventivamente, aun a riesgo de que tenías constancia fehaciente de que esa persona se iba a fugar del país en cuanto tuviese la más mínima oportunidad, como además ha sucedido en el caso del terrorista.
Lo cierto es que no me extraña el desencanto de los padres de Marta del Castillo con el Gobierno español, comenzando con el liante Zapatero, que les prometió, exactamente igual que hizo con los vástagos de Mari Luz Cortés, que emprendería reformas en el Código Penal para castigar severamente estos actos, que las rendijas judiciales quedasen reducidas prácticamente a cero. Sin embargo, los hechos son los que son y gracias a todo esto El Cuco ya goza del puro aire sevillano y mucho me temo que en breve lo pueda hacer impunemente también el principal acusado, Miguel Carcaño. ¡Esta es nuestra Justicia, este es nuestro Ejecutivo! Un dislate sobre otro dislate.
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Máximo Medina -