Ni media palabra
Ni media palabra. Los trabajadores de Radio El Día se han enterado de que sus empleos han volado por los aires…¡a través de un editorial del periódico! Así, sin comunicación previa a los redactores, técnicos o administrativos, nada de nada, salvo la blancura verbal y un texto drapeado de ataques a Paulino Rivero y a pedir la independencia. José Rodríguez, que puede tener su lógico enfado con el cambalache riveriano de la concesión de las licencias de FM, ha demostrado ser una persona indigna, cobarde, deleznable, incapaz de dar la jeta para decirle a su gente que el invento radiofónico se acaba.
Insisto en la idea de que las martingalas del Gobierno de Canarias son dignas de un profundo análisis judicial porque no se entiende que, sin el Ejecutivo constituido, se aprobase el reparto de las licencias y que, casualmente, le fuesen a parar a los Cortezo y Concepción de turno, amiguetes del alma, también por pura casualidad, del presidente autonómico. A Radio El Día se le arrebata la licencia por el único hecho demostrable de que su editor está gagá desde hace muchos años, pero en los últimos tiempos sus paranoicos editoriales han sido la gota que ha rebosado ya no el vaso, sino un verdadero y gigantesco tanque.
El director de El Día ha tenido que enfrentarse a varios juicios (y los que le quedan) por su facilidad para el insulto de grueso calado. Se ha arremetido vilmente contra los inmigrantes, contra los peninsulares a los que ha tildado de godos hediondos, se ha invitado a salir de las Islas a aquellos que no comparten la independencia, se han dicho las mayores barrabasadas contra Gran Canaria. A Paulino y los suyos los ha tratado de lo peor de la clase política, pero no con críticas fundadas y fundamentadas, sino a lo mago, donde sólo le faltaba darle en la testa al presidente con una azada o meterle un tonicazo de los de Hilario Rodríguez.
Aún así, con todos estos antecedentes, no puedo entender que Rivero, cegado por un afán revanchista, permita que una veintena de personas, que al final son una veintena de familias las perjudicadas, se vayan a la mismísima calle porque haya imperado más el criterio personalista que el objetivo. Lo curioso es que todas las radios que han quedado fuera del maná de este reparto hayan sido las que han estado más en contra de la gestión del presidente del Gobierno y, dicho sea de paso, le hayan dado esas licencias a gente sin experiencia en estas lides como Miguel Concepción, cuyo único mérito es ser amiguete del susodicho de El Sauzal.
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Máximo Medina -
Luna Campos -