Liante hasta el final
El presidente del Gobierno de España ha perpetrado su penúltima provocación. No habría domingos en el calendario de octubre o noviembre, que este sujeto abyecto e inmoral de Zapatero haya tenido que escoger el 20 de noviembre como fecha para las elecciones anticipadas. De acuerdo que la simbología y la emotividad de ese día no es la misma que la de hace unos años, pero, miren ustedes, no deja de ser sintomático que este presidente por accidente siga empeñado en su cruzada contra Franco, aunque lleve más de 35 años más fiambre que una mortadela.
Desde luego, como también apuntaba Mariano Rajoy en su rueda de prensa posterior de balance (que al final no lo fue tal debido a la noticia que polarizará la actualidad durante los 4 meses siguientes), al menos ya hay un plazo, una fecha marcada en el calendario, los españoles ya saben que este Gobierno tiene una fecha de caducidad, a buen seguro demasiado caduca y no sería de extrañar que cuando este Ejecutivo cadáver salga de la Moncloa haya que dejar abiertas las puertas y las ventanas para que se ventile la peste, porque después de todo el tiempo extra que lleva el presidente y comparsa ahí (tendrían que haberse largado en mayo de 2010, cuando los recortes brutales), aquello debe expedir un tufo peor que el de cualquier túmulo mesopotámico.
Tampoco podemos obviar un hecho fundamental. ¿Alguien cree que con prácticamente 4 meses por delante este Ejecutivo va a pensar en solucionar la crisis económica? En absoluto. Pero si hasta con las bochornosas cifras de la Encuesta de Población de Empleo, 4,8 millones de desempleados, sale Miss Rontenmayer, es decir doña ‘Elenéxica Delgado’ y dice que el resultado es más que positivo y que ya se ve la creación de empleo por los cuatro costado. Este doña, la Salgado, es la misma interfecta de los brotes verdes y se ve que alguno aún está vivito y coleando en su interior porque, de lo contrario, igual no soltaba por esa boca de piñón tantas bobadas y banalidades.
En fin, ahora tendremos más de 100 días en los que veremos una intensa precampaña electoral, justo lo que no necesita España. Lo lógico hubiese sido que los comicios se hubiesen puesto lo antes posible y esa fecha lógica, dando por amortizado el mes de agosto, era la del 30 de octubre, pero este socialista de cartón no sólo no le interesa arreglar los problemas de España, sino que su modus vivendi es liar las cosas y hasta el mismísimo final. Por eso, lo del 20-N no me extraña. Siempre podrán echarle la culpa de la derrota a Franco.
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Máximo Medina -