Madrid se llena de alegría
Hoy merece mi atención un fenomenal artículo escrito por la contertulia de A Fondo, en Radio Intereconomía, Carmen Klecker, y que versa sobre la espiritualidad que rezuman todos los jóvenes, y lo que no lo son tantos, que están estos días tomando parte de la Jornada Mundial de la Juventud. El texto no tiene el menor desperdicio y es un compendio de lo que tendría que ser nuestra juventud, no esa que viene representada por el 15-M y que, tal y como se ha podido presenciar, carecen de valores, son inmorales y sólo buscan el enfrentamiento por puro placer, por simple capricho. Ante esas actitudes retrógradas e intolerantes, tenemos a esa juventud del Papa.
Y sin más preámbulos, aquí les va el artículo de Carmen Klecker, que ustedes lo disfruten:
Hace unos meses los supuestos indignados llenaron Madrid de basura física y emocional. Arruinaron a los comerciantes y se saltaron toda norma de convivencia y de estado de derecho. Pero hoy Madrid se llena de alegría.
Me he cruzado con varios grupos de los chicos de la JMJ. Esgrimen orgullosos sus banderas, Canadá, Francia, Brasil, Austria e Inglaterra. Esgrimen ganas de vivir, saludan a todo el que les dice “welcome”, unos se paran a hablar con una señora en silla de ruedas, otros ayudan a cruzar a una anciana, y todos van riendo. Los comerciantes sacan sus letreros a la calle (esos que Gallardón quiere quitar), anunciando en tres idiomas su mercancía. Sí hay ofertas para los chicos peregrinos, pero a cambio las terrazas, el metro, los bares, y muy variados comercios, están llenos.
Traen vida, y compromiso, van a dormir en albergues, se han pagado su viaje (lo mismo que deberían hacer los sindicatos y el presidente del Gobierno y tanto Concejal…). Hablo con unos brasileños que me dicen “Dios te bendiga”.
Estos jóvenes traen un discurso universal de ganas de vivir, y no ha sido poco el esfuerzo que cuentan han hecho para venir. Que vienen para recibir mensajes de cómo hacer tu vida más llevadera, de saber tener caridad, de llenar Madrid de canciones y de amor de Dios, me dicen. Y este mensaje, sí me gusta, y no están manipulados, ni muestran rabia. ¡Bienvenidos!
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