Los quincemeros de Rubalcaba
No diga movimiento del 15-M, no se dirija a este grupo como el de los indignados. No, ahora los perroflautas y ocupas, los pega-católicos, son los `quincemeros`, pomposa denominación sacada de la factoría Rubalcaba y que le ha dado en primicia, una vez más, a su periódico de referencia, El País. Así que ya lo saben, ahora cuando a usted le ocupen la puerta de entrada a su casa, no pueda transitar por tal o cual calle, la culpa no es de esos elementos abyectos que se dedicaron a hacer de la Puerta del Sol un Valdemingómez o el PIRS de Arico, sino de unos ‘simpáticos’ muchachos a los que Rubalcaba tacha de quincemeros.
Después de la salida de pata de banco de Hessel, con esa indignación focalizada sólo con la derecha, era de esperar que el candidato del PSOE le hiciese un guiño más que notable a esa muchachada y, por supuesto, no ha tenido empacho en decir que comparte muchas de esas propuestas, pero que discrepa, ¡fíjate tú! en la política de papeles para todos. Dice RbCb que en nuestro país no puede entrar todo el mundo al libre albedrío. Pues vaya, al igual que con la fórmula para acabar con el desempleo, tarde llega la recomendación del líder de lo que queda del PSOE, sobre todo porque fue su compañero Caldera el que tuvo la genial idea, aunque no sabemos si alumbrada por la bombilla de otro lumbreras, el señor Sebastián.
Lo cachondo del asunto es que de lo que se quejan los quincemeros es, precisamente, de toda la labor gubernativa que ha llevado a cabo este auténtico equipo de incompetentes, encabezado por ZParo, pero asesorado conveniente y concienzudamente por gente como Rubalcaba. Este Ejecutivo ha sido el que ha provocado el mayo desempleo en España, que ha generado el paro juvenil más devastador, la inconsistencia laboral para quienes acceden a su primera oportunidad, los que no supieron manejar la burbuja inmobiliaria y, peor aún, la pincharon cuando no convenía ni el modo mismo de hacerlo.
Pero, tampoco nos vayamos a sorprender. Rubalcaba vendería ahora mismo su alma al diablo con tal, ya no de ganar, sino de sostener al PSOE en una situación no demasiado desastrosa tras las urnas. Insisto en la idea de que las encuestas a fecha de hoy son las que son, pero el panorama puede tornarse a gris negro el 20-N para un PP que bien haría en no fiarse de los augurios demoscópicos y ya sabemos también como el candidato socialista es un genio de las artimañas y puede movilizar a su favor a los quincemeros, aunque esta vez no haya bombas, trenes, ni muertos con los que hacer un partidismo asqueante y repugnante.
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Máximo Medina -