El sí a la vida de Bauzá
El presidente de Baleares, el conservador José Ramón Bauzá, está aplicando punto por punto, su programa de recortes para poder equilibrar las cuentas públicas de su comunidad. Los cuatro años de Antich y sus mariachis, con especial incidencia en la señora Munar, de Unión Mallorquina, que dejó su cargo de presidenta del Parlamento con más agujeros (económicos) que un queso de gruyere, han sido nefastos para las islas y ahora no le queda más remedio al recién elegido jefe del Ejecutivo balear que llevar a la práctica duros ajustes para así evitar que la ruina sea total.
De entre las medidas que ha adoptado Bauzá, hay una que llama poderosamente la atención y que debía de ser seguida por todas las autonomías. Se trata de acabar con la financiación a las clínicas abortivas. Alguien puede pensar que se trata del mero chocolate del loro, que el medio millón o el millón de euros no conduce a nada dentro de las cifras que se suelen manejar en un presupuesto, pero es precisamente es por ahí donde se empiezan a tapar las primeras filtraciones de dinero, por lo pequeño y eso da para acometer después los boquetes más grandes.
Pero, al grano. Lo cierto es que Bauzá no corta este chorro de dinero destinado a cargarse el derecho más fundamental que existe, el derecho a la vida, sino que además lo hace por una demostrada convicción cristiana. No se puede estar jugando ni decidiendo sobre la vida de los demás y aquí a alguien, es decir a las Aído y Pajín de turno, se les fue la cabeza con la funesta y siniestra idea de que aquí un embarazo te lo podías eliminar cual si fuese un dolor de cabeza. Para este último caso te tomas una aspirina y para el primero, la pildorita y si no, visita subvencionado al doctor muerte y sin permiso paterno.
Lo sorprendente del caso es que esta medida de cortar el grifo a las clínicas abortivas sólo funciona en Baleares. Cierto es, para poner todos los datos sobre la mesa, que en Castilla La Mancha el Gobierno de María Dolores de Cospedal ha decidido no seguir pagando el carísimo convenio firmado por su antecesor con estos centros, amén de que el manirroto de Barreda dejó el cargo con muchas deudas contraídas con estas clínicas y, en el caso de La Rioja, lo que se produce es un trueque por el cual no se practican abortos (salvo en los casos recogidos estrictamente por la ley) dentro del territorio, pero sí existe la posibilidad de ser derivado a centros del País Vasco y los naturales de éste, si están de vacaciones o por trabajo en tierras riojanas pueden ser atendidos ahí sin mayores requisitos. Pero, salvo estas honrosas excepciones, el resto de comunidades siguen haciendo del aborto un elogio presupuestario indecente.
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Máximo Medina -