Paciencia agotada
El Real Madrid tiene un serio problema con José Mourinho, pero también con Pepe. La enésima derrota de los merengues ante el Fútbol Club Barcelona deja al descubierto la cicatería táctica del entrenador luso y los modales de matón de discoteca del defensa, un continuador en el campo de la línea temperamental de Mou y que sólo está consiguiendo un efecto, descloroformizar a la afición madridista, que ya ve con espanto cada enfrentamiento con los blaugrana. Si en la década de los 90 era Johann Cruyff quien hacía verdaderos estropicios de planteamientos cada vez que iba a medirse al club blanco, ahora es el inquilino del banquillo de la entidad del Bernabéu quien se vuelve literalmente tarumba cuando tiene que preparar los partidos contra su eterno adversario.
La novedad de esta derrota no está en sí en el resultado, sino en que la prensa de Madrid, hasta la fecha bastante condescendiente con Mourinho, ya se ha quitado la venda de los ojos y, pese a que las reacciones en caliente siempre pueden estar cargadas de esa pasión momentánea, sin el necesario y justo reposo, lo cierto es que han pasado las horas y las opiniones siguen sin moverse un ápice. Es decir, todos apuntan a José Mourinho, pero también se empieza a elevar el punto de mira hacia el palco, o sea hacia Florentino Pérez.
Y es que al aficionado blanco no le vale en absoluto ir primeros en la Liga o tener un cruce teóricamente asequible en octavos de la Champions. Lo que el seguidor quiere es ganar y jugar bien, pero lo que nunca va a admitir es que un entrenador se ría de ellos y que sea capaz de tirar competiciones por puro gusto. En 2011 fue la semifinal de Champions cuando en la ida se juega sin puntas (0-2) y lo del miércoles fue apostar por los prácticamente inéditos Carvalho y Altintop, amén de mantener en el campo a un tal Pepe que mereció ser expulsado tres veces, pero salió indemne, pese al pisotón salvaje a Messi en la mano.
En definitiva, negros nubarrones se ciernen sobre el futuro más inmediato de Mou, pero no porque el club pueda tomar una decisión drástica, que no lo va a hacer bajo ningún concepto, pero sí porque los seguidores, hasta la fecha muy defensores del preparador portugués, acaben por hacer de cada partido un infierno de pitos y broncas hacia el banquillo. Y es que tras la derrota contra el Barcelona, tampoco es que estuviese muy diplomático el entrenador de Setúbal y como dicen muchos periodistas de corte madridista, si algo hay sagrado en el Bernabéu es la afición, socios y seguidores puntuales. Es un Senado que no admite desplantes.
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Lewis Rogers -