Indecencia made in Los Yébenes
No tienen ni vergüenza ni moral. El matrimonio de Jesús Atahonero y Olvido Hormigos se han convertido por méritos propios en la indecencia de España, en dos tipos que no tienen escrúpulos algunos. Con tal de añadirle ceros al cheque, son capaces de certificar la defunción del mismísimo Manolete. Pero nada, viva la fiesta de los cuernos aireados a los cuatro vientos y el ejemplo de que en este país no es más famoso el que invente la vacuna contra el SIDA, sino aquel que pueda contar sin caérsele la cara de vergüenza que ha tenido no sé cuántas relaciones extramatrimoniales. Y ya si traer al cornudo (o cornuda) miel sobre hojuelas, más espectáculo.
El pasado sábado 18 de enero de 2014, la presentadora Emma García nos abría los ojos a los espectadores con un show digno del surrealismo de Dalí. Allí, en la silla, el marido de Olvido Hormigos presto a tragarse todas y cada una de las infidelidades cometida por su mujer. Entre las imágenes, una escena que repetían en bucle donde se veía a un joven pasándole la mano por el mismísimo trasero. Lo mejor de todo es que la susodicha ex concejal decía que ese era un amigo (vamos, que no sé cuál es el concepto que tiene esta señora de amigo, pero está claro que yo no conozco aún a una mujer que se deje tocar salva sea la parte por un amigo y menos en plena vía pública). Y a todo esto, el marido con cara de entre corderito degollado y sonrisa picarona pensando en lo suculento del cheque que percibiría, supongo, al finalizar el late-night.
El punto de cordura lo puso (y miren que es complejo que pueda compartir el punto de vista de esta política) la señora Pilar Rahola a la que se le escapaban los ojos de las órbitas. Es que, como cualquier otro espectador que estuviese en su casa, no podría dar crédito a lo que estaba presenciando. Normal que dijese que le había sorprendido que el marido estuviese ahí y que le repugnaba que Olvido fuese paseando los cuernos de su pareja por los platós de televisión.
Pero, en fin, ya sabemos cuál es el porvenir de esta pareja, seguir haciendo caja mientras la trama pueda estirarse. Eso sí, poco o nada piensan en sus hijos a los que, a día de hoy, o bien están en otro centro con nombres ficticios o bien son pasto de burla de los compañeros en su colegio de Los Yébenes. Menos mal que la señora dijo que no quería que se especulara ni se hablara más de su vídeo ¡Pero sí es de lo que ha comido en los últimos meses! ¡Qué indecencia!
Juan Antonio Alonso Velarde
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