El descaro en 'La que se avecina'
No es de extrañar que a Telecinco le haya caído un puro económico por la serie La que se avecina. Quien suscribe no niega ser un fan de la misma, pero entiende que de un tiempo a esta parte las tramas se han desmadrado hasta extremos insospechados, dejando poco lugar a la imaginación para según qué cosas y vulnerando la franja infantil en la que, se supone, determinadas escenas y palabras deberían de quedarse guardadas bajo siete llaves. Recordemos que en Factoría de Ficción, la serie se repite como un bucle durante varias franjas del día, incluido horario vespertino.
Aquí no se trata de ser censor ni actuar como un Torquemada que ponga rombos o círculos rojos para evitar que los más pequeños vean lo que a su tierna edad deberían de evitar. Bien es cierto que en esa parcela los padres juegan un papel primordial para controlar lo que ven o dejan de ver sus retoños, pero no echemos toda la culpa a los papás ni pensemos que los aparatos modernos de televisión, por el hecho de llevar la posibilidad de ponerle una especie de castración de canales, van a solucionar el problema. La cuestión es que la cadena de Vasile debía haberse dado cuenta hace mucho tiempo atrás que La que se avecina se había desmadrado hasta límites insospechados.
Hay ejemplos de series televisivas que han triunfado en nuestro país, recientemente El tiempo entre costuras, en Antena 3, donde no había una sola mala palabra o qué decir de series como Médico de Familia o Periodistas en la propia Telecinco, que eran ejemplo de un saber estar, de elegancia representativa, de enganchar al espectador con lo que realmente importa, con una trama.
Claro, que también se podría decir que viendo lo que se ve todas las tardes en Sálvame, lo que pase en La que se avecina es casi pecata minuta. Sin embargo, una cosa no quita la otra. Si habría que empezar a pedirle a Moreno y compañía que se corten con la ordinariez de ciertos personajes, tampoco estaría de más que el programa de Jorge Javier Vázquez se suavizara en determinadas formas. No es de recibo que en pleno horario infantil se hablen de cuernos, adicciones y otras cosas y que nadie haya dado un puñetazo contundente sobre la mesa para evitar este dislate.
2 comentarios
Jesús Pellejero -
Máximo Medina -