Blogia
Desde mi escaño

El 'pequeño Nicolás': un pequeño gran estafador

El 'pequeño Nicolás': un pequeño gran estafador

¡Menudo desahogado! Me refiero a este chico que ha hecho estragos en la sociedad española al conocerse su hilarante historia. Francisco Nicolás Gómez Iglesias, conocido como el ‘pequeño Nicolás’, un imberbe de 20 años, ha conseguido lo que muy pocas personas podrían lograr a lo largo de su vida, engañar a muchas personas durante mucho tiempo.

Y no sólo en este caso importa el número, sino también la calidad. Y los engañados han ido desde Esperanza Aguirre, Aznar, algunos ministros, el CNI y hasta la mismísima Casa Real. Este personajillo, que parece salido de una novela de la picaresca española del Siglo de Oro, se ha hecho pasar por enlace directo entre el Gobierno y Zarzuela, ha conseguido montar un almuerzo en nombre de una alta autoridad de la realeza y seguramente su mundo de fantasía hubiese seguido adelante de no haber sido porque le cegó la ambición o porque estaba tan metido en su papel que ya no supo discernir entre la realidad y la invención.

Y es que el ‘pequeño Nicolás’ no tuvo empacho en ir creándose un papel desde los 13 años en los que, lejos de ir con esa vestimenta casual de los chicos de su edad, él ya vestía traje y corbata y a veces hasta gemelos. Ya con 14 años mostró un interés inusitado por estar en primera línea de actos políticos, especialmente del PP y también se dejaba caer mucho por FAES, llegando a estar casi mano a mano con Aznar en determinados encuentros. El mismo llegaba a interrumpir conversaciones de gente adulta para decir que le estaba llamando tal o cual ministro o que al día siguiente tenía un desayuno con algún dirigente autonómico.

Su Facebook, ya despejado a estas horas de todas las fotos que han ido rulando como la pólvora por los medios de comunicación, era una galería de un fanático por el mundo político y empresarial, algo que chocaba en un adolescente que tampoco venía de familia pudiente, nadie que estuviese relacionado con las altas esferas. Pero él logró colarse ahí y, lo más importante, ganarse la confianza de todos, hasta el punto, y aquí es donde viene lo bueno, de llegar a tener acceso a la firma de todo un secretario de Estado y poder falsificarle la misma para, posteriormente, intentar cobrar 25.000 euros ejerciendo de supuesto intermediario. Ahí es donde la Policía le trinca y le pone a disposición judicial.

Seguramente estamos hablando de un loco, de alguien con demasiada capacidad para fantasear, pero, ¿ustedes se imaginan que llega a haber tenido un arma y, por ejemplo, en plena recepción real hubiese intentado apuñalar a Felipe VI? Nos lo tomamos a broma, pero esta gente megalomaníaca llega a este tipo de actitudes. A menor escala, está el fenómeno fan desquiciado, siguiendo a una personalidad allá donde quiera que vaya hasta el día que les da por meterle dos tiros o clavarle un puñal en medio de un partido de tenis. A Dios gracias, ya este chico está a buen recaudo y esperemos que le recomienden un buen psicólogo. Falta le está haciendo.

0 comentarios