Ya lo dice Álvaro Ojeda: si no os gusta nuestro canal, ¿para que lo seguís viendo?
No me van a callar ni me van a achantar las amenazas recibidas en las redes sociales y, especialmente, en mi canal de Youtube. Muchos de estos insultadores son los mismos que están en contra de la ley mordaza, pero al mismo tiempo andan por ahí perdiendo el tiempo exigiendo el cierre de mis cuentas de Twitter, de Facebook, de mi canal de vídeos porque, sencillamente, no les gusta lo que digo.
Lo único que han logrado hasta la fecha es incrementar el número de visitas hasta un número insospechado, destacando especialmente toda la horda y caterva de seguidores de Frank Cuesta o Frank de la Jungla. No es broma, han llegado a desear mi muerte, hay todo tipo de amenazas veladas y nada veladas.
Han hecho vídeos para meterse conmigo, alguno, con más pena que gloria, han intentado poner en marcha campañas en Change.org para pedir mi fulminación como periodista y, de postre, han llamado y escrito a todos los medios en los que trabajo y colaboro para que me corten la cabeza…para gran regocijo de quienes contestaban los correos y las llamadas, entre otras razones porque lo que yo haga en mi tiempo libre es problema mío y hacer un canal de Youtube donde no se hace apología del terrorismo, del nazismo, de la xenofobia, se incite a la violencia de género o se hagan comentarios ofensivos contra las diferentes religiones no parece argumento de peso para que alguien exija la cabeza de alguien. Pero claro, de frikis está el mundo lleno y en las redes sociales abundan como setas en el monte.
Como bien dice mi admirado Álvaro Ojeda, lo que no tiene sentido es que si a un determinado grupo de personas no le gusta como me expreso o las ideas que tengo, pues lo tienen bien fácil, pasen olímpicamente de mí. No me lean, no me escuchen, no me vean. Mira que hay billones de canales en Youtube y mira que se subirán innumerables vídeos a lo largo del día como para estar pendiente de lo que diga o de lo que haga. A mí, directamente, me viene de perlas. Como recuerda Ojeda, cuanto más os metáis conmigo, más fuerte será mi motor de búsqueda y, dicho sea de paso, más localizaditos estáis aquellos que no sólo os quedáis en el insulto, sino que habéis dejado por escrito vuestras amenazas. De hecho, a más de uno hace alguna semana ya le ha costado un disgusto en forma de visita de la Policía a su domicilio y pasar un mal trago declarando ante un comisario.
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J. F. -