Pedro, Alba y un Del Bosque bonachón
A poco más de 24 horas para que se celebre el decisivo España-Italia de los octavos de final de la Eurocopa de Francia, el ambiente en la Selección Española se ha enrarecido hasta extremos insospechados. El buen rollito que había, hasta que Pedro sacó la lengua a pasear para quejarse abiertamente de que el seleccionador, Vicente del Bosque, no le daba bola, y que a él no le compensaba ir a una convocatoria para ir a hacer bulto, ha saltado por los aires y ya todo empiezan a ser malas caras y mucha tensión en la comparecencia ante los medios de comunicación.
De hecho, ya cualquier gesto que sea comentado por la prensa les provoca urticaria a una serie de jugadores que se aprovechan de la bonhomía de un entrenador que es incapaz de poner a los suyos de cara a la pared. Es más, este seleccionador prefiere alinearse con sus chicos y, si hace falta, acaba culpando a los periodistas por publicar únicamente lo que es cierto. ¿O es que acaso Ricardo Sierra manipuló las palabras de Pedro? En absoluto, fueron las que fueron y punto pelota.
Y claro, como en la Selección hay un individuo llamado Jordi Alba, tan buen jugador como tan mala persona, que sale a hacer de mamporrero mayor del reino, ayer, 25 de junio de 2016, se puso en modo camorrista, nuevamente, para acusar a la mayor parte de la prensa de crear mal ambiente. Y lo gracioso es que lo dice el mismo individuo que trató de amedrentar al periodista del AS, Javier Gómez Matallanas, con arrancarle la cabeza si volvía a publicar algo sobre él (algo que al culé no le gustase, porque claro a estos bien pagados encima les gusta que les hagan la rosca).
A este paso, acabaremos como en tiempos de Javier Clemente, donde por acción u omisión de un Ángel María Villar más pendiente de medrar en los despachos mundiales, las convocatorias de la Selección Española se acabaron convirtiendo en una caza de brujas contra la prensa, contra determinado tipo de prensa, la que no le decía cada noche al de Baracaldo lo listo, lo alto y lo guapo que era.
A Dios gracias, la gente de la prensa deportiva casi siempre ha gozado de una educación exquisita, pero a nadie le hubiese extrañado que en esos tiempos, especialmente entre 1994-1998, alguien le hubiese metido un meco a Clemente, por chulo y por bocazas. Esperemos que esos tiempos queden por siempre enterrados y que esto de Pedro, Alba y Del Bosque no haya sido más que una tormenta de verano.
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