Día 2 del Camino de Santiago: de Palas de Rei a Arzúa

El tío del mazo hizo hoy su aparición. Después de la calcetinada del primer día, con 47 kilómetros y pico a las espaldas, el temible cansancio surgió antes de lo esperado, aunque al menos en una etapa más corta y plagada de lugares en los que poder echarle combustible al cuerpo para poder combatir los deseos de pararse en mitad del Camino. 

 

De nuevo tocó madrugón y a las 6 de la mañana, casi sin luz, iniciando la ruta desde Palas de Rei.  Varios kilómetros de descenso hasta llegar a una primera tachuela donde ya abrían los primeros bares y echarle la zarpa al primer café del día con su ración de tarta de Santiago pertinente. 

 

Con las pilas ya cargadas,  del tirón hasta Melide, con varias bajadas pronunciadas y un tanto peligrosas. El pueblo,  más grande de lo que esperaba, tiene cafeterías y bares para dar y tomar. Visto que las primeras molestias musculares empezaban a aparecer,  pausita para otro chute de cafeína reponedor. 

 

A partir de ahí,  14 kilómetros para Arzúa, en concreto para la zona de Felgueira-Villantime, donde esperaba una agradable casa rural Carceleiro, donde Isabel,  su dueña,  parecía multiplicarse para atender todas las peticiones con toda la diligencia del mundo.

 

La única pena fue no llegar al casco urbano de Arzúa, pero a cambio se pudo gozar de una tranquilidad casi monacal y disfrutar de las anécdotas de otros peregrinos con los que pasar una agradable tarde antes de cenar y dormir para afrontar otra maratoniano y última etapa del Camino de Santiago con la llegada a esa mítica plaza del Obradoiro. Veremos a ver si mañana las piernas resisten o no.