La ostentación de la Pantoja 'resucita' el caso de Urmangarín y la Infanta Cristina
España es diferente y lo demuestra el hecho de que aquí caemos rendidos ante cualquier delincuente que tenga cierto prestigio o notoriedad social. A ver, es verdad que Isabel Pantoja ha cumplido su pena de cárcel y que por tanto, como cualquier otro ciudadano, debe hacer vida normal, pero también moderando las ostentaciones públicas.
No estamos hablando de alguien que tenga delitos de sangre, pero sí era al menos conocedora de las magancias de su expareja, el que fuese alcalde de Marbella en los albores de este siglo XXI, el ‘dientes’ Julián Muñoz. Como poco, la discreción debería ser la bandera a ondear por la tonadillera. Pero va a ser que no.
Pantoja se ha presentado nuevamente en sociedad con un concierto por todo lo alto en Aranjuez y con muchas, muchísimas limitaciones a la prensa para que no grabasen más allá de lo que el equipo de comunicación / gorilas de seguridad quisiera siguiendo estrictas órdenes de la artista, lo que da por sentado que habrá un jugoso cheque a cambio de una exclusiva con la revista de cabecera.
Pero, fíjense, aún considerando que la cantante debería de haber tenido una ‘reentre’ en los escenarios de más bajo perfil, lo que me sigue fascinando sobremanera es como en este país hemos olvidado o, mejor dicho, ‘nos han hecho despistarnos’ de uno de los casos más lacerantes de corrupción en los que están implicados, nada más y nada menos, que miembros de la Familia Real española. ¿O acaso no se han preguntado ustedes alguna vez que por qué no han pasado aún por el talego la Infanta Cristina y su elegante marido Iñaki Urmangarín, digo Urdangarín?
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