Gabriel Rufián y el bailoteo con Ester Expósito: la peligrosa intromisión en la vida privada

¿Es lícito preguntar por la vida privada de un personaje de la esfera pública?
Alguien con relevancia, con presencia en los medios de comunicación, ya sea un presentador, un artista, un deportista, un político o cualquiera de esos famosillos de tres al cuarto, tienen todo el derecho del mundo a tener su privacidad y a que esta les sea respetada.
Planteo esta cuestión al hilo de un vídeo que se ha hecho viral y que, al parecer, tiene como protagonistas a Gabriel Rufián, parlamentario de ERC en el Congreso de los Diputados, y a Ester Expósito, actriz a la cual yo ni pongo cara ni tengo el gusto de conocer.
Desde que la pieza empezó a correr como la pólvora por las diferentes redes sociales, el debate que rápidamente se ha instalado es preguntarse por qué Rufián estaba de bailoteo en un after de Madrid con esa artista y afearle el hecho de que él tenga su pareja y además un bebé.
Bien, ejerciendo de abogado del diablo, porque no es el político de Esquerra sea santo de mi devoción, me surgen muchas dudas al respecto.
Punto primero, ¿desde cuándo hemos legalizado que se pueda grabar a alguien, sea persona pública o anónima, en un local privado? Un after, como puede suceder en una cafetería, un restaurante o un cine, son lugares donde uno va a pasárselo bien y nadie tiene derecho a, sin consentimiento de la otra persona, hacer una grabación clandestina y empezar a difundirla por las redes.
Otras cuestión que tampoco es baladí es la referente a empezar a hacer especulaciones sin base alguna. ¿Acaso el hecho de que Rufián tenga pareja y un bebé le inhabilita a poder salir libremente? ¿Acaso el hecho de estar en una relación le impide ya de por vida salir a divertirse? ¿Por qué inferimos alegremente de que le estaba siendo infiel a su santa?
De acuerdo que es muy jugoso el hecho de que pillen a Rufián con una actriz e incluso de que hasta los corresponsales políticos puedan llegar a bromear con el político por este hecho tan pintoresco. Pero, a partir de ese comentario jocoso, a mí lo que me importa del portavoz de ERC es su faceta como dirigente de una formación que está apoyando a Pedro Sánchez en las urnas o, si les parece, exponer en un escaparate todas sus contradicciones e incumplimientos. Porque el Rufián de 2016 dijo que solo iba a permanecer 18 meses en el Congreso de los Diputados y ya va cerca de sumar una década en los madriles.
A mí lo que haga Rufián en su vida privada, mientras no sea con dinero del contribuyente, no me importa absolutamente nada. A mí de Rufián me indigna únicamente que esté siendo cómplice de perpetuar unas semanas o unos meses más este régimen sanchista. Por lo demás, que pesque, bailotee o haga turismo cultural por la capital de España me tiene sin cuidado.
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